sábado, 16 de febrero de 2008

Capa de Invisibilidad


Las capas de invisibilidad, útiles para espiar y para esconderse, han ayudado a los héroes durante siglos.
La noción más antigua sobre la existencia o creencia de las capas para hacerse invisibles nos lleva a remontarnos a las historias de la mitología griega. Hades, el dios del mundo subterráneo, poseía un "casco de la oscuridad", que volvía invisible a cualquiera que se la pusiera (Hades significa el no visto en griego antiguo). Esa misma gorra fue usada por el príncipe Perseo cuando salió a matar a Medusa y el dios Hermes la usó en su batalla contra el gigante Hipólito.


En otras leyendas griegas encontramos anillos, flechas y hasta nubes de niebla que otorgan la habilidad de moverse sin ser visto, pero fue en la edad media que se hicieron conocidas y populares las capas de invisibilidad. Aparece por primera vez en el famoso poema austriaco "Los nibelungos", un poema épico del siglo XII, vagamente inspirado en varias fábulas de la mitología nórdica.

Ya en el siglo XVIII, las capas, abrigos y mantos de invisibilidad eran elementos imprescindibles en el folclore europeo. Del popular héroe ingle Jack el matador de gigantes se decía que llevaba un "abrigo de la oscuridad" que le permitía acercarse sigilosamente a sus enemigos sin ser visto.


Las capas de invisibilidad también aparecen en muchos cuentos de hadas de los hermanos Grimm, como en la fabula popular "los zapatos gastados de tanto bailar".

Claro que las descripciones de estas fabulosas capas son diferentes en cada historia, la capa de Jack el matador de gigantes por ejemplo, era un abrigo viejo, muy sencillo, mientras que la capa de Harry Potter (por ejemplo) estaba hecha de un suave tejido plateado, que ondea y flota como si fuera agua. Algunas capas de invisibilidad también tenían algunos poderes adicionales, como la capa voladora de invisibilidad que aparece en una secuela de El mago de Oz.
Si bien existen capas de invisibilidad de todos los tamaños, formas y colores, hay una característica que comparten: permite hacer a su dueño lo que se le venga en ganas, sin que nadie lo vea. Esta idea de una libertad tan ilimitada animó al antiguo filósofo griego Platón a preguntar a sus discípulos que harían se de repente se volvieran invisibles.

2 comentarios:

Unknown dijo...

buenisimoooooooo

Anónimo dijo...

En algunos momentos yo quisiera una también