Conocido inicualmente bajo el nombre de Tavernier Blue (en honor a uno de sus principales poseedores, Jean-Baptiste Tavernier), el diamante Hope es una de la piezas de joyería más misteriosas del mundo, atribuyendosele una de las historias más largas y macabras en torno a una maldición que recae sobre sus portadores.
Se cree que el origen de esta gema esta en la India, puntualmente en la mina de Kollur ubicada en Golconda. Según cuanta la leyenda, fue tallado por la antigua deidad del sol y colocado en el ojo de un ídolo esculpido que representaba a la diosa hindú Sita, esposa del avatar Rama y que fue ejemplo de virtud y comportamiento de la vida conyugal de la mujer hindú. Por aquel entonces, la India formaba parte del reino de Golconda y la gema fue robada del ojo del ídolo y adquirida por Tavernier por el año 1660 aproximadamente.
-Jean-Baptiste Tavernier-
En 1668, Tavernier lo vendió al rey Luis XIV de Francia, quien encargó al joyero de la corte Sieur Pitau, que lo cortara para darle la forma que se le conoce actualmente de unos 67 1/8 quilates y 13 gramos de paso. Así, la joya pasó a ser conocida como el "Diamante Azul de la Corona", aunque con frecuencia el rey lo portaba en un lazo para el cuello a modo de collar, donde se lo veía incrustado en oro. Tras la muerte del rey, la joya dejó de usarse como insignia de la Orden del Toisón de Oro y años después el rey Luis XVI de Francia se lo regala a María Antonieta de Austria. Pero fue robado durante la Revolución Francesa de 1792 y uno de los ladrones, el cadete Gillot, lo llevó a Londres para comercializarlo. En 1796, Guillot fue arrestado cuanto trató de venderlo en Lancry de la Loyelle.
Ya en 1824 el diamante reaparece como parte de la colección de gemas de Henry Phillip Hope, mostrándolo en fiestas formales y eventos sociales específicos, tanto él como su esposa. Luego de la muerte de P. Hope, la colección fue disputada por sus hijos y heredada por Thomas Hope, quien tomaría posesión de la joya luego de 10 años de disputas con sus hermanos. La colección pasó de generación en generación.
-Henry Phillip Hope (imagen tomada de link)-
Para 1890, el diamante ya era famoso y conocido como Diamante Hope. Su dueño en aquel entonces era Francis Hope, quien se declaró en quiebra en 1896 y no podía vender el diamante sin permiso de la corta sino hasta 1901 cuando finalmente lo vendió a Adolf Weil, un joyero ingles. Más tarde el diamante viajaría a EEUU por sus sucesivas ventas y finalmente sería donado al Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsoniana en Washington D.C.
LA Maldición
Actualmente el Diamante Hope goza de un macabro reconcimiento, siendole adjudicadas las muertes de numerosos monarcas antes de su paso por la familia Hope y generando temor en sus últimos portadores. Se sabe que luego de vender la joya, Tavernier cayó en quiebra y huyó a Rusia donde su cuerpo fue encontrado congelado y devorado por animales.
En 1691, en posesión del rey Luis XIV, Madame de Montespan (su amante) quiso que le regalara la joya y poco después cayó en desgracia para morir ya olvidada en 1707. En 1715, el rey de Francia presenta la joya ante el embajador de sha de Persia para que vieran que el objeto (ya famoso por su maldición) no podía hacerle daño alguno. Luis XIV murió ese mismo año en extrañas circunstancias. Su heredero, Luis XV prefirió restarle importancia y guardar el diamante en un cofre.
-María Teresa de Saboya, princesa de Lamballe-
Ya en 1774, bajo el reinado de Luis XVI de Francia, su esposa María Antonieta decide portar el diamante en incluso se lo presta a la princesa de Lamballe. La muertes de María Antonieta y su esposo en la guillotina y el brutal asesinato de la princesa a manos de una muchedumbre enardecida, avivó los rumores sobre la maldición del diamante.
En la época de la revolución, cuando roban el diamante, solo uno de ellos se atreve a conservarlo y venderlo, solo para encontrarse con un arresto. Anteriormente el diamante abría sido cortado y una pieza fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de Brunswick, quien tiempo después caería en la quiebra; el segundo trozo fue adquirido por Wilhelm Fals, para ser robado por su propio hijo y vendida al frances Beauliei. Al diamante se le atribuyen las muertes de Fals y su hijo (quien se suicidó tiempo después). Beauliei vende el diamante, debido a los rumores de la maldición y el mismo llegó a manos del rey Jorge IV de Inglaterra, el cual también muere repentinamente luego de lucir la joya incrustada en su corona.
-Evalyn Walsh McLean, usando el diamante. Murió misteriosamente en 1947 (foto tomada de link)-
Tras la posesión de la familia Hope, el diamante pasó a manos del principe Inán Kanitowski, quien se la entregó como obsequio a una vedette (actrices y bailarinas de teatro) quien posterior mente sería asesinada. Las trágicas muertes de Simón Montariades, Abdul Hamid II y la Familia MacLean también son contadas como obra de la maldición del diamante Hope.
Si bien el diamante no ha matado a todos sus portadores, se le atribuyen las desgracias económicas de familias enteras y las tragedias en torno a sus dueños, conformando uno de los artículos más curiosos y siniestros de la historia.